¿Triunfamos?
Podrían asegurarnos de que no,
pero discrepo. Con el respeto que siempre le he tenido a la palabra Anarquía y
con el cuidado que la menciono podría decirles que si hay victorias. Una de mis
librerías y editoriales favoritas La Valija de Fuego en la ciudad de Bogotá
tiene una colección muy linda sobre el pensamiento libertario, y cuando estaba
preguntando por uno de sus números pusieron este en mis manos.
Con honestidad debo
reconocer que desconozco mucho de todo lo que rodea el ideal anarquista en mi
terruño, quizás he cometido el error de enternecerme con la lucha histórica que
se ve en los documentales usuales y he caído en la trampa de no mirar al lado,
a los míos, a los que quizás recorrieron en algún punto mis mismas calles, y es
por eso por lo que agradezco esta edición.
No solo me llevó a tener
que buscar en la enciclopedia datos históricos que me habían pasado
desapercibidos, sino también a cuestionarme la realidad de Blanca, sus
sacrificios, su valentía, su entereza en épocas distintas. Pero muchas de sus
frases me erizan la piel y en eso radica la magia de este triunfo, de esta
anarquía.
El libro es bello, detalles
bien cuidados, apartados, fotografías, gráficos, banderas, cadenas, As dentro
de círculos. Es el trabajo de personas conscientes que quieren darse a la tarea
de comunicarle al mundo que aquí también se ha pensado y creído en un mundo
diferente, es continuar en la lucha levantando nuevamente a los caídos, los
heridos en batalla, los rostros de los que han callado.
Es lo que me enamora de
reivindicar un ideal maldecido, irrespetado, tergiversado, limpiar su nombre
con la delicadeza del editor, del selector de textos, del investigador, del
recopilador.
Me entregaron en este
cuadrito mágico una pequeña parte de mi vínculo con la historia, con la magia
de la palabra que desde siempre me haló las entrañas y continúa cuestionándome,
me hizo amiga de una desconocida, nombrada menos veces de lo merecido para su
legado y me recordó lo mucho que me falta por aprender para poder erguirme un
poco más.
Comprendí a Blanca, Admiré
a Blanca, abracé a Blanca, descansé mi cansancio en sus espaldas, más fuertes y
guerreras que las mías, y me reconforté en sus palabras de aliento.
¿Triunfamos?
Triunfaron y yo con ellos, los
que me labraron el camino, los que me guían con sus palabras que como dagas atraviesan
el alma para repetirme que ese mundo que grita ahogado existe, lleva siglos
existiendo, aunque a simple vista sea un cuadrito bien elaborado en mi hermosa
biblioteca.
¡Gracias!