Leer escuchando
De acuerdo
al proceso nostálgico al que someto mi vida antes o después de leer un libro,
para este de los Mierdas Punk me propuse ver cuanto documental donde salieran,
y sí, había clásicos que esta vez tuvieron una gran resignificación.
No sabía
que encontraría en este libro, pero sentía igual que por respeto al Iti tenia
que ver los videos, aunque ahora pienso que igual se pueden ver después de leer
el libro. Solo no hay que dejar de hacerlo.
Ponerles
nombre a esos personajes de las películas o documentales Necios Netos, Sábado
de Mierda, La Neta, no hay futuro, Submetropolitanos y el reconocidísimo Nadie
es Inocente fue un ejercicio necesario para enamorarme cada día más de lo que
tengo en las manos.
Una
necesidad de resistencia en la juventud que muchos llevan hasta el día de hoy o
por lo menos han hecho parte de esta historia, nuestra historia. Si lo sé,
estoy a miles de kilómetros de la realidad mexicana pero las razones del
surgimiento de esa resistencia siempre nos harán familiares.
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prejuicios de los Mierdas Punk, aprender su léxico, terminar entendiendo por
contexto todo lo que nos narraba el Iti en este libro, publicado 30 años después
de su concepción y 20 años después de su muerte, y llorar, si llorar como lo que siempre hago cuando la emoción me
atraviesa los huesos, pensar en el Iti, en sus carnales, en el cotorreo del que
quizás no hubiera hecho parte de haber pertenecido a su escena y a su época, el
entender después lo bonito, lo construido, él y sus ideas y las de sus cuates
conmoviendo aún a personas en Latinoamérica cuya alma está tejida con los
mismos hilos invisibles y que de la misma manera quieren resarcirse de las obligaciones
sistemáticas de un entorno conflictivo que pareciera que no se puede cambiar.
Espécimen, Herejía,
Atoxxico, Colectivo caótico, nombres que dibujan parte de este mundo que México
ha entregado y sigue construyendo para que quizás cuando este libro pase a
mejores manos, la persona mire distinto a los seres raros de esos documentales
y sepa que no hay más que sentir respeto y admiración por lo que logró
trascender este movimiento de la ciudad marginal de aquel entonces Nezayork.