Y así te fuiste domingo sin más preámbulos que con los que llegaste.
Me tomaste por sorpresa casi a medio día, luego de haberme rendido al sueño en la madrugada a la que llegue cumpliendo con compromisos laborales.
Quise tener un premio a mi esfuerzo para no sentir que te desperdiciaba como cualquier día y pedí alitas especiales BBQ, pero cuando es el alma que abruma ni los mejores manjares limeños te apaciguan.
Me rendí nuevamente a un descanso con culpa, y en la noche hice dos quehaceres para no convertir mi refugio en chiquero,....y me cuestionaba mientras miraba por la ventana como oscurecía, si esto es lo que quiero de mi vida.
El adiós siempre es díficil, pero no me ha quedado grande
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